Santiago Torralba expone ‘Por los suelos’ en la Fundación Antonio Pérez

 

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La propuesta artística consta de una única pieza compuesta por 120 fotografías de 27,5 X 27,5 cm. dispuestas en el suelo en mosaico con una separación entre ellas de 2 cm. Estará expuesta desde el 26 de marzo al 2 de junio.

Suele suceder. Uno anda por la vida al encuentro de grandes acontecimientos; indagando en extraordinarios eventos y buscando retos imposibles que marquen una inflexión en nuestro caminar y nos lleven por esos derroteros en los que pretendidamente vamos a hallar la felicidad. Tal vez la gloria o la fama. Al lado e ignoradas, quedan todas esas cosas pequeñas que despreciamos por su insignificancia y que sin embargo, son las que tantas veces dan sentido (tal vez sin saberlo) a nuestros pasos y nos aligeran de la rudeza de la marcha.

Luego está La Mirada. Aquellos que ponemos a trabajar a nuestros ojos para pretender (torpemente casi siempre) un acto creativo, esperamos momentos espectaculares que nos hagan explotar de gozo tras haber conseguido una imagen única, grandilocuente e irrepetible. Y también en el arcén de esa larga ruta de sentido único se quedan escondidas un sinfín de imágenes que investimos de desprecio por vulgares y triviales. La vista puesta sólo en esa meta sublime (seguramente una quimera), hace invisible el camino y desfigura lo que a la postre es nuestro quehacer cotidiano, aburrido tal vez y escueto, pero a través del cual vamos configurando nuestra propia existencia.

El gran Kavafis, como todos los genios fue capaz de cantarlo en palabras hermosas: Pide que tu camino sea largo. / Que numerosas sean las mañanas de verano / en que con placer, felizmente / arribes a bahías nunca vistas; (…) Ten siempre a Ítaca en la memoria. / Llegar allí es tu meta. / Mas no apresures el viaje. / Mejor que se extienda largos años; / y en tu vejez arribes a la isla / con cuanto hayas ganado en el camino sin esperar que Ítaca te enriquezca. / Ítaca te regaló un hermoso viaje. / Sin ella no hubieras emprendido el camino. / Más ninguna otra cosa puede darte.

Sucede, como no, en lo fotográfico: andar buscando esa foto que nunca pudiste hacer; que tal vez no logres hacerla nunca, pero sin perder de vista el camino que irremediablemente lleva hacia ella. Por eso es hora de detenerse y de echar una mirada, aunque sólo sea de reojo, a esa pequeña realidad circundante que es capaz de revelarnos tantas experiencias prodigiosas. Ese escenario rebosante de magia está ahí esperándonos tras el telón en estado latente, justo enfrente. Compartiendo todos los límites de nuestra geografía también habita a nuestros pies. Lo que sucede es que permanece mudo, durmiendo en silencio, como princesa encantada, una espera paciente con el ansia callada de que alguien sea capaz de romper con la mirada el letargo al que fue condenado.

 

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